sábado, 1 de agosto de 2015

¡Feliz día Viejo!

¡¡Buenos día a todos!!

Ayer ya os conté que celebrábamos nuestro día grande, el día del Viejo. Quiero resumirlo y quiero resumíroslo con el bonito cuento que le conté a vuestras hijas. Dice así:

“Érase que se era, por el año 2015, un grupo de niñas que no tuvieron la suerte de contar en sus días de campamento ni los que les restan al año con un gran hombre, con un Viejo que era mas joven que todas esas niñas y niños con los que convivía, formaba y animaba  diariamente. Se trata de Antonio Gutiérrez Medina, una persona con paciencia de santo y agrado de hombre bueno. Un hombre que desde su silla observaba  a cada una de las niñas que pasaban por aquí, y era capaz de decir cuando estabas triste o si tenías un día gris. Que desde en el mercado se escondían cada vez que aparecía por allí porque sabía que algo les sacaba seguro. Que su siesta detrás de la capilla era sagrada, que disfrutaba disfrazándose de mujer, y que incluso a algunas llegó a quitarles el luto con vestidos de mercadillo. Pero ante tanta anécdotas hay una que lo hacía único, hacía sentirse especial a cualquier persona que estaba a su lado.

Me gustaría que todo el esfuerzo y tiempo que el Viejo invirtió en nosotras no quedara en una simple historia que contemos de año en año. Sino que entre todas valoremos, agradezcamos, respetemos y cuidemos todo lo que él hizo por nosotras sin aún conocernos.

Solo espero, que desde arriba te sientas orgulloso con el trabajo que estamos haciendo los que hemos recogido tu testigo. Y que  de una manera u otra sigas guiándonos y dándonos fuerzas para que esto nunca se pierda”.

Hoy más que nunca,

SIEMPRE UNIDA.


Pda.: Por la tarde, fue el momento del G.8, por primera vez hacía un juego y tengo que decir que apuntan alto! Con su “Wassabi´s Party” nos hicieron cantar, reír, ensuciarnos y sobre todo ¡pasarlo genial! ¡Enhorabuena chicas!






























1 comentario:

  1. Que emotivas palabras! Yo también fuí una de esas niñas que recibió cariño del viejo y le estoy inmensamente agradecida. Hoy, veinte años después, es mi hija la que recibe su esencia y sigue disfrutando de esta experiencia tan positiva que le ayuda a encontrarse y formarse como persona.
    Esto no sería posible sin vosotras, las monitoras y toda la gente que está detrás... Gracias por vuestra entrega y dedicación y por hacernos llegar cada día un poquito de allí, que hace que, aunque echemos de menos a nuestras hijas, sepamos lo agusto, felices y seguras que están.
    Besos para todos desde Úbeda!!!!

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