Amigo Manolo, este último año ha sido un poco raro para nosotros, y nos ha dejado a todos los que vivimos de tu mano la experiencia de pertenecer a la JAC un sabor un tanto agridulce. Ya te imaginarás de donde nos viene el amargor, más en el corazón que en la boca.
Ciertamente han sido trescientos sesenta y cinco días frenéticos desde que te fuiste, hace ahora un año, negándote a que tus chicos se fueran al campamento mientras tú te quedabas aquí. Intentamos poner en práctica lo que durante tantos años os vimos hacer a ti o al Viejo, pero no es fácil. Nos damos cuenta de cuanto habéis entregado de vosotros mismos, y de lo difícil que os ha tenido que resultar llegar hasta aquí. Ahora nos toca recoger premios, reconocimientos y alabanzas que no nos pertenecen, que son vuestros, de los que ya no estáis, y en corro, jugamos a imaginarnos entre risas como habría sido la escena si por ejemplo, este viernes hubierais tenido que recoger el "premio Chache" el Viejo o tú, seguros de que habríais mandado a alguien para hacerlo por vosotros sin darle más importancia al tema.
Para muchos será el año del cincuenta aniversario, los premios, los reconocimientos y mil cosas más, pero para nosotros será el año en que se fue Manolo Molina y varias generaciones de la JAC se quedaron definitivamente huérfanas, y tuvimos que seguir andando este camino sin tu mano, esa mano que siempre recordaremos sobre nuestro hombro, acompañada de tu sonrisa como señal inequívoca de amistad, comprensión y cariño.
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