"Cruzaré llorando el jardín
Y con tus recuerdos partiré
Lejos de aquí
De día viviré
Pensando en tus sonrisas
De noche las estrellas me acompañarán
Serás como una luz
Que alumbre mi camino
Me voy pero te juro que mañana volveré
Al partir un beso y una flor
Un "te quiero", una caricia y un adiós
Es ligero equipaje
Para un tan largo viaje
Las penas pesan en el corazón"
Queridas familias, amigos/as, acampados/as…
Comienzo este último como el primero, sin saber exactamente qué decir porque no puedo expresar con las palabras exactas cómo me habéis hecho sentir estos doce días.
Han sido más que una simple experiencia, han sido la verdadera celebración de la vida, de la amistad y los valores que aquí, en La Barrosa, hemos compartido. En este lugar, que ha sido refugio y un hogar, cada uno de vosotros ha jugado un papel esencial en hacer de esta estancia algo inolvidable.
Gracias a las cocis que con sus manos llenas de cariño y entrega desinteresada no solo nos han alimentado el cuerpo, sino también el alma. Cada bandeja estaba llena del amor que ponen en su trabajo, y eso es algo que se ha sentido en cada bocado. Gracias por cuidarnos, por darnos fuerzas y por estar ahí siempre que os he necesitado.
A los monitores (de grupo, “agüelas” y no tan “agüelas”), mil gracias por la energía, entusiasmo y dedicación tanto en Úbeda como en Chiclana. Habéis sido grandes guías en este viaje, tanto para los acampados como para mi. Sois realmente inspiradores, os habéis retado a vosotros mismo a ser mejores cada día, a descubrir facetas y, sobre todo, a disfrutar al máximo de cada instante. Pero más allá de eso, nos enseñáis lecciones valiosas sobre la importancia del compañerismo, el respeto y el trabajo en equipo. Nos recordáis además que en la vida, lo más importante es cómo nos apoyamos unos a otros para seguir adelante.
Campamento, amigos/as, todos los que habéis estado conmigo sois esa palabra tan bonita. He tenido mucho privilegio de conoceros a otros muchos aquí. Cada risa compartida, cada conversación profunda, cada momento de complicidad ha creado un lazo que sé que perdurará más allá de estos días. Gracias por abrirme vuestros corazones, por ser parte de mis recuerdos más preciados, y por hacer que cada día aquí estuviera lleno de alegría y significado.
No quiero dejar atrás a mi grupo Ø, que desde el momento en el que les di la noticia he notado su fuerza, paciencia… No tengo palabras para describir este año, meses de reuniones, de acercamiento a cada uno de vosotros. Dani, María, Claudias, Lucías, Álvaro, Gloria y Sofía, gracias por vuestro compromiso y por hacer de este campamento un lugar de transformación personal.
Y ahora, este centenario del nacimiento de “El Viejo”, me parece más que oportuno reflexionar sobre el legado que ha dejado. Tantos años de campamento no son poca cosa, y es impresionante ver cómo su visión y sus valores han perdurado y florecido aquí. Su espíritu está presente en cada rincón y en cada esfuerzo por mantener viva la llama de lo que él inició. Este campamento es un testimonio viviente de su dedicación y amor por la comunidad.
Por último, quiero agradecer a cada uno de vosotros/as (los que estáis en casa leyendo el blog cada día, los antiguos y nuevos acampados, monitores, cocina, Junta directiva…) por ser parte de esta hermosa familia. En este lugar he encontrado no solo un espacio para desconectar del mundo, sino un hogar lleno de personas increíbles que han enriquecido mi vida de maneras que nunca imaginé. La Barrosa siempre será un lugar especial y estoy segura de que allá donde vaya, llevaré conmigo un pedacito de lo que he vivido.
Con todo mi cariño,
Marina Marín (la jefa).
¡SIEMPRE UNIDOS!
¡¡Un beso muy grande y hasta pronto!! 💞
Seguimos en contacto en redes:
Instagram: @jac_ubeda
Facebook: JAC ÚBEDA